domingo, 5 de julio de 2009

y al tercer día..(Final)

Carlos no podía ser más feliz con Virginia. Después de las vacaciones en las que había regresado a su ciudad natal y desde la cual había conseguido dar un paso más en la relación con ella, consiguiendo que ella empezara a hablar del planteamiento la ruptura con Luis y “sacar del armario” su relación con Carlos, el reencuentro fue muy romántico.


Pero esa ruptura entre Virginia y Luis nunca se llevó a fin.


En primer lugar porque mientras trascurrían las semanas, Carlos volvió a notar que no se producía ese alejamiento entre ella y Luis, alejamiento que ella aseguraba que existía a Carlos y que él quería creer.


En segundo lugar, porque , en uno de los viajes que el grupo organizó para ir a su cala “secreta”, uno de los cuales en el que Carlos y Luis, por sus exámenes no pudieron acudir, un camión matrícula Toledo conducido por un iracundo chofer que estaba discutiendo con su mujer a gritos por el móvil redujo a hojalata el coche en el que viajaba Virginia.


A partir de ese momento el mundo de Carlos y de Luis se hundió.


La noticia les encontró separados, cada uno en su casa, después que a altas horas de la madurgada, los ocupantes del otro coche que viajaba con ellos, saliesen del estado de shock en el que se encontraban, se encontraron con valor suficiente para comunicar a sus amigos la peor de las noticias.


El primero que se enteró fue Carlos, ya que, para el resto de los amigos, desconocedores de la relación secreta de Carlos y Virginia, era más fácil armarse de valor para contárselo a un amigo antes que al novio de uno de ellos, quién seguramente se preguntaría porque daba señal de apagado el teléfono de su novia.


La reacción de Carlos, un chico muy alegre y comunicativo, fue de silencio total mientras le relataban el accidente..Carlos a día de hoy sigue siendo incapaz de recordar las palabras concretas con las que relataron los hechos, ya que a partir de la parte en la que se enteró que Virginia, que era la conductora, habría sido una de las primeras en morir sólo le queda un recuerdo vago.


Recuerda la sensación de vértigo en el estómago mientras recibía la noticia, de vacío mientras avanzaba la conversación, de lo preocupados que estaban ya que todavía no habían podido contárselo a Luis y no sabían cómo..


La oscuridad pasó en ese momento a ser su única constante. Durante los dolorosos días que transcurrieron entre el suceso y el entierro, Carlos no fue sino un autómata que se limitaba a asentir, a acompañar a sus amigos a la floristería, al velatorio..era incapaz de pronunciar más que pocos monosílabos en esos días.


El resto de los amigos, que también se encontraban afectados por la noticia, se volcaron más en Luis, por lo que sus sentimientos y su apatía con el mundo llegó prácticamente a convertirse en un autismo absoluto.


En el velatorio todo el mundo consolaba a Luis y a sus padres, y siquiera ninguno de sus amigos, desconocedores de su relación con Virginia le dirigía una palabra.


De hecho el único momento en que salió de su letargo fue el momento en que le dio el pésame a Luis, aguantó todo lo que le tuvo que decir él respecto a que para él había sido como un hermano cuidando tan bien a Virginia, que siempre estaba hablando maravilla de él y que le agradecía su apoyo y amistad..


Pero la pena que consumía a Carlos por dentro no había entierro ni velatorio que pudiese apagarla.


Apenas una semana después del entierro, Carlos se encontró con Alicia, la hermana de Virginia en el supermercado. En un primer momento, Carlos ni la reconoció, se paseaba entre los pasillos como alma en pena, sin darse cuenta de lo que estaba comprando, teniendo que desandar en muchas ocasiones para alcanzar productos que había olvidado en ese pasillo, y costándole mucho realizar las elecciones.


Se detenía embargado por la tristeza de sus sentimientos con la mirada en el infinito hasta con los paquetes de lentejas.


Fue Alicia la que le saludó en primer lugar, y tras prácticamente intercambiar unas frases de cortesía, Alicia decidió tomar con Carlos un café.


En ese café Carlos le confesó a Alicia toda su historia con Virginia, todo lo que él la quería, lo mal que lo estaba pasando, la escena surrealista del pésame a Luis..etc


Alicia recibió la noticia como una bofetada, y asustada a la vez que violentada, contestó a Carlos con bastante educación que sacar eso a la luz no beneficiaría a nadie, ya que Virginia estaba muerta, Luis y el resto de su familia de luto por ella. Que mejor dejar reposar la imagen de Virginia como ella quería, ya que al fin y al cabo, pese a lo que le decía Virginia a Carlos, nunca dejó a Luis a pesar de todo lo enamorada que aseguraba estar de Carlos, que seguramente era una etapa de dudas en Virginia, provocada porque Carlos era muy guapo y era su ideal de chico desde niñas y que al final esa relación hubiese fracasado.


Pese a que Carlos no quiso ver ni por un momento todo los hechos que le iba exponiendo Alicia, confidente de toda la vida de Virginia, sí que estuvo de acuerdo en que lo mejor iba a ser dejar enterrado todo el asunto.

Fue a partir de ese momento cuando empezó el lento martirio de Carlos, enamorado aún de un fantasma, idealizando a Virginia más de lo que es sano, encerrándose en si mismo y para con los demás.


Unos meses de autodestrucción en los que se centró en el trabajo, haciendo horas extras que le obligaran a pensar en otras cosas..


Y así hasta la actualidad, en los que han transcurridos esos tres días de dolor y amargura que mencionábamos al principio.


*******


Carlos se despertó sin saber dónde se encontraba.


Le dolía todo el cuerpo, sobre todo la cabeza. Las manos y piernas le pesaban, la espalda acusaba con dolor hasta cada movimiento producido con la respiración, como si no se hubiese movido en años y tuviese los músculos enquilosados, la luz le molestaba en los ojos, que casi no podía abrir.


La cabeza le daba vueltas, era como si tuviese encasquetada una gorra que le estuviese pequeña, la lengua estaba seca, y los oidos le pitaban.


Descubrió además que notaba húmedos los pantalones.


Entonces recordó. Recordó como harto de todo había decidido tomarse lo que quedaba de la caja de Mylastan 50, un potente relajante muscular, cuando la dosis máxima es de dos por día.


Recordó que sólo había encontrado los restos de una bandeja, y que no había tenido siquiera ganas de bajar a la farmacia a por más, ya que pensó que con esa cantidad sería suficiente para aparcar de una vez por todas su dolor.


Descubrió que el relajante muscular había provocado que sus esfínteres dejaran de controlar, y se encontraba rebozado literalmente en sus propios desechos.


Entonces tomó la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo, cogió el teléfono, y marcó el número de uno de sus nuevos amigos, uno de su ciudad, que desconocía todo lo vivido por Carlos en la ciudad donde estudiaba, que conocía al Carlos de antes y que siempre había estado a su lado mirándole con cara de preocupación, sin entender cómo había llegado a estar tan mal, sufriendo por él, sin conocer los detalles de esa historia que le había afectado tanto hacía ya tres años.


El mismo amigo que había insistido por última vez, hace tres días, que respetaba que se quedase en casa en las fiestas, pero que contase con él cuando quisiese hablar.


-¿Carlos? ¿Carlos? ¿estás allí? Hace 5 días que no sé nada de ti..


Carlos tomó aliento. No iba a dejar que eso pasara de nuevo. El amor que sentía por Virginia seguía intacto. No iba a olvidarla, no quería olvidarla, pero había decidido vivir y para eso necesitaría dar el primer paso que sería pronunciar:


- por favor, ayúdame..



7 comentarios:

Bruto dijo...

Triste, tristísma la historia, me ha dejado completamente noqueado.

Sr. D. Javier de García dijo...

Jo.
Tío.
Me has matao.
Sin palabras.
No me esperaba esto por nada...

Se le quitan a uno las ganas de enamorarse!
¿Alguien cree necesario sacar los trapos sucios de alguien que ha muerto? Yo creo que no...

Winnie dijo...

Pues yo veo la esperanza Crispin...la veo en ese "ayúdame"...y aunque te pegaría una paliza por el disgusto que me has dao'...me quedo con esa palabra y esa llamada de teléfono....porque ....es que la vida sigue ¿verdad? para el que se queda...LA VIDA SIGUE. Besos.

Señorita Puri dijo...

Ay qué triste.
oye, leiste La sombra del viento? te gustará...
besitos!

Christian Ingebrethsen dijo...

Me ha dejado muy sorprendido el final de la historia porque me imaginaba que a Carlos se le iría la olla y lo largaría todo, haciendo que cortasen Luis y ella pero acabaría todo tan mal entre los tres que se distanciarían irremediablemente.

En otro orden de cosas espero que el final de la historia te dé una valiosa lección sobre la amistad y para que existen los amigos.

Besos.

Sr. D. Javier de García dijo...

Jejej! Por lo visto, ninguno nos acordábamos del inicio del relato. Reconozco que lo tuve que releer, porque en aquel entonces no tuvo mucho sentido al no saber el final. Aunque me lo podría haber imaginado, no? Pero es que con los calentones relatados a uno como que se le olvida el resto! XDD

carmncitta dijo...

jo qué chungo :S