domingo, 12 de febrero de 2012

12 de Febrero de 2012

Tras hacer la maleta (sólo ropa y ropa de cama, dado que resto de efectos personales ya estaban controlados) muy fácilmente (todo el armario directamente, clasificando en distintas bolsas los zapatos, los jerseys, las camisas, los pantalones, los pijamas, la ropa interior..) el día anterior, toca cargarla en el coche y poner rumbo al lejano oeste.

Sobre el viaje, indicar que antes de salir desayuné (pan casero con tomate y aceite, té, leche con chocolate) y me puse en marcha intentando evitar canciones tristes, porque conducir llorando seguro que entra dentro de las infracciones que quitan puntos en la DGT.

Tras 6 horas inventándome la letra de canciones en inglés de moda que me había dejado una amiga en varios CD’s de mezclas actuales, fui acercándome a Galicia, y me fui alegrando con el verdor del paisaje, o el olor del mar conforme me acercaba a la ciudad de destino.

Al llegar al hotel y descargar el coche (que parecía de perfil bajo tras mis maletas) subí a la habitación y me metí en la bañera. La llené hasta el punto que con mi cuerpo dentro, no escapara el agua por el desagüe superior y me zambullí dentro.

He tenido mucha buena suerte conociendo a las personas que conocí en Madrid, que conviví con ellas tantos buenos momentos y que me han ayudado hasta el final. Tengo la sensación de aún estar de vacaciones, de volver en unos días y que nada haya cambiado, aunque muchas cosas han cambiado.

Aburrido (no soy de ver la tv) enchufé el Grindr para ver la flora y fauna local, y tras descartar a varios foto de pecho que sólo querían descargar, estuve hablando con un chico, que me pareció majo, al que también le gustaba la fotografía…con el que decidí quedar.

Este chico, que por preservar la identidad, llamaré Rural, me invitó a la cerveza donde me contó que buscaba compañero de piso (dado que pagaba mucho para lo que utilizaba el piso) y comenzó a explicarme muchas cosas de la ciudad.

A todos los efectos, era una cita, aunque sin llamarlo así. No en vano nos habíamos conocido en una aplicación destinada a ello. Pero al acabar las cervezas, simplemente nos despedimos.

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