lunes, 20 de septiembre de 2010

20 de Septiembre de 2010

Falta exactamente una semana para estar en Istanbul.

A estas alturas, recién llegado de Las Palmas de Gran Canaria por asuntos de trabajo aún no tengo piso buscado para los dos meses (mínimo) que va a durar la estancia allí, hotel para los primeros días o talento para planificar las cosas.

Al menos tengo el billete de avión.

Creo.

Nunca he viajado con Spanair, conseguí una oferta por 60€ más tasas (60€) pero no sé cómo funciona su billete electrónico-nota mental, averiguarlo hoy más tarde-para imprimirlo (espero que el toner, que estaba haciendo tonterías, no falle).

Además, en una hora, me tienen que sacar una muela (no del juicio) gracias a que un dentista hace más de 5 años me hizo un mal empaste y la que me lo corrigió se dejó caries dentro, por lo que se ha comido toda la muela por dentro (infección incluida en el pack).

Hoy es el día de la amputación.

Estoy nervioso, voy a desayunar un poco de tortilla de patata que quedó de ayer para no desmayarme y tomar el medicamento que me prescribió para una semana antes.

Me siento un poco como Albert Espinoza en su libro de los amarillos, salvando el abismo, ya que no es lo mismo perder una pierna que un diente. Mis dientes para mi siempre han tenido mucho valor, de hecho he aguantado el dolor de las muelas de juicio por tener todos (una especie de superstición que tengo) y ahora se me va uno de mis soldados...y como saldrá roto no podré ni hacerle un entierro justo.

por cierto, mi madre acaba de sugerir que no coma la tortilla...no sabe que hago tantos nervios en el dentista que luego me está doliendo la espalda una semana, e ir sin desayunar temo desmayarme.

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